Los dioses me gritaban;
¡detente!, ¡detente , vas desordenado!
¡crees que sabes!
¡oquedoso patalardo vuelve a nos!
Los dioses pequeños me hacían cosquillas en los tobillos-
los sacudía más no soltaban eran pegajosos
les hable sin rodeos
deje caer mis palabras sobre ellos,
sordos treparon por mi desnudez nocturna-
yo de pie frente al viento seco
los sentí subir primero por mis piernas vellosas
trepaban -me dolían-saltando de pelo en pelo-
los mire-
eran verdes luminiscentes, gordos y largos –
se acurrucaban, se soltaban de golpe
caían en el los próximos pelos -
feos borrosos- dioses pequeños –
molestos se acercaban para escuchar mis diatribas- querían neutralizar mis plegarias-
eran pocos los que pasaron las rodilla reí a carcajadas–éramos cosquillosos-
solo el más rojo llegó al ombligo
- siguió su camino – se paró frente a mí –
el espejo reflejaba nuestras desnudeces-
nos miramos desafiantes-
un gran silencio rodeo toda la escena-
percibí su espera- ansioso elevé mi pensamiento
muchos dioses pequeños esperaban en mis pies
expectantes miraban hacia arriba-
esperan verdades estaban desorientados-
de pronto el conjunto giró -dentro me di cuenta .
ellos, las deidades pequeñas, tanto las verdes como las rojas pertenecían al inconmensurable-
todo estaba en lagran mente.
los perdoné.-
¡detente!, ¡detente , vas desordenado!
¡crees que sabes!
¡oquedoso patalardo vuelve a nos!
Los dioses pequeños me hacían cosquillas en los tobillos-
los sacudía más no soltaban eran pegajosos
les hable sin rodeos
deje caer mis palabras sobre ellos,
sordos treparon por mi desnudez nocturna-
yo de pie frente al viento seco
los sentí subir primero por mis piernas vellosas
trepaban -me dolían-saltando de pelo en pelo-
los mire-
eran verdes luminiscentes, gordos y largos –
se acurrucaban, se soltaban de golpe
caían en el los próximos pelos -
feos borrosos- dioses pequeños –
molestos se acercaban para escuchar mis diatribas- querían neutralizar mis plegarias-
eran pocos los que pasaron las rodilla reí a carcajadas–éramos cosquillosos-
solo el más rojo llegó al ombligo
- siguió su camino – se paró frente a mí –
el espejo reflejaba nuestras desnudeces-
nos miramos desafiantes-
un gran silencio rodeo toda la escena-
percibí su espera- ansioso elevé mi pensamiento
muchos dioses pequeños esperaban en mis pies
expectantes miraban hacia arriba-
esperan verdades estaban desorientados-
de pronto el conjunto giró -dentro me di cuenta .
ellos, las deidades pequeñas, tanto las verdes como las rojas pertenecían al inconmensurable-
todo estaba en lagran mente.
los perdoné.-
versículo neo.
a.z.
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